lunes, 4 de agosto de 2008

insectos perjudiciales-az


CHIZA:
Se le llama localmente "chisa", un gusano blanco (larva de insectos coléopteros) que ataca las raíces de casi todos los cultivos en el país. También se les llama "monojoy", "morrongo", "mayo" o simplemente "gusano blanco". Estos insectos, contra los cuales lucha actualmente en Colombia el Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat, son de la especie Ancognata scarabaelodes (Coleoptera: Scarabaeidae: Dynastinae) y otras. En Argentina la plaga principal de este tipo es Diloboderus abderus (Coleoptera: Scarabaeidae: Dynastinae).
De cuerpo blanco, en forma de "C" y con seis patas en la parte delantera, la larva tiene un ciclo relativamente largo, en el que vive casi todo el tiempo enterrada en el suelo, pasando inadvertida ante los ojos de los campesinos. Sólo sale a la superficie cuando ya se ha convertido, en épocas de lluvia y calor, en un escarabajo adulto. En ese momento su único objetivo es volar y buscar pareja para reproducirse.
"Cuando la hembra es fecundada, deposita sus huevos en el suelo. Éstos son muy chiquitos y difíciles de ver, a las tres semanas salen unas larvas diminutas, y después de tres meses, en el tercer ciclo de su crecimiento, se convierten en gusanos hambrientos e insaciables, que en época de verano construyen recámaras al interior del suelo para dormir profundamente y salir convertidos en cucarrones, cuando aparecen las lluvias, buscar pareja y repetir el ciclo", explicó Andreas Gaigl, coordinador del proyecto Control Integrado de Plagas Subterráneas en Suramérica, adelantado por el Centro Internacional de Agricultura Tropical, CIAT, y el Ministerio Federal para la Cooperación y Desarrollo Económico (BMZ) de Alemania.
Estos insectos, que sólo en Colombia se clasifican en alrededor de 600 especies, se encuentran en la mayor parte del mundo. Entre 30 y 40 especies han sido señaladas como nocivas para cultivos como la yuca, el maíz, la piña y el café, entre otros, las demás pueden ser incluso benéficas, pues muchas de ellas ayudan a nutrir el suelo alimentándose de material orgánico en descomposición.
"Las primeras exploraciones para detectar el problema en Colombia se realizaron en los departamentos de Risaralda y Quindío; aunque el problema está en todas partes, hemos estado desarrollando el trabajo de campo, en el departamento del Cauca", comentó Gaigl. Se busca combatirlas sin afectar el ambiente
A través del uso de diferentes prácticas agroecológicas este proyecto busca brindar alternativas sanas para el medio ambiente reduciendo el uso de pesticidas y postergando las fechas de siembra.
Éstas son algunas prácticas culturales impulsadas por el equipo de investigación del CIAT entre los agricultores.



"Bacterias, nemátodos y hongos, son enemigos naturales de las chisas", aseguró Elsa Liliana Melo, encargada de la investigación con nematodos. "Hasta ahora hemos encontrado cepas del hongo Metarhizium anisopliae que son muy eficaces y funcionan con un buen porcentaje de las especies de chisas". Después de la experiencia en el laboratorio, con óptimos resultados, se han iniciado los primeros ensayos en campo.
La investigación también buscó determinar el efecto económico que representan las chisas en los cultivos tropicales y estipular la cantidad mínima que se requiere para perjudicar un cultivo, generar pérdidas y mortalidad total.
"Éste es un trabajo muy organizado2, dijo Carlos Alberto Ortega, integrante del equipo investigador, encargado de realizar el estudio económico, en el marco del proyecto. "Antes ya se habían hecho proyectos sobre chisas, pero nunca tan grandes y completos. Las chisas siempre han existido, pero apenas ahora se conocen como plaga", agregó.

El ataque de plagas, especialmente coleópteros de la familia Melolonthidae, disminuye el rendimiento del cultivo e incrementa los costos de producción, lo cual ha provocado en la región un uso excesivo de plaguicidas sintéticos. El uso desmedido de plaguicidas y fertilizantes así como el empleo de métodos de control y de rotación del cultivo no adecuados han ocasionado que las larvas de especies sean consideradas plagas de importancia primaria para los cultivos de la zona (Sánchez y Vásquez 1996).
Gutiérrez y Vásquez (1996) señalaron que entre 1994 y 1995, la población de larvas de coleópteros en la región estaba compuesta por: Cyclocephala sp. 25%, Phyllophaga sp. 24%, Macrodactylus sp. e Isonychus sp. 17%, Anomala sp. 17%, Serica sp. 11% y Plectris sp. 7%.
Las larvas de los coleópteros están entre los insectos del suelo más destructores y problemáticos y generalmente, cuando los campos están infestados por estas plagas, los cultivos germinan pero detienen su crecimiento (Metcalf y Flint 1966).
Durante el estado larval causan daños de importancia económica ya que cortan las raíces y los tallos de las plantas, provocando pérdidas en el rendimiento. Algunos de los cultivos afectados son frijol, maíz, pastos, frutales, hortalizas, papa y forestales, también se les ha observado masticando follaje, flores y frutos (Londoño y Gil 1994).
Durante su vida las larvas de estas plagas atraviesan por tres instares cuyo tamaño varía con la edad. Estas se ubican principalmente en el área de raíces de la planta y permanecen allí de 6 a 7 meses. El último instar es el más voraz y pueden causar daños al comerse las raíces de su hospedante. Londoño (1995) informó que en 1992 las pérdidas por estas plagas en plantaciones de maíz y frijol oscilaron entre 50% y 80% de la producción por volcamiento del maíz y la pérdida del tutor para el frijol.
La oviposición y desarrollo de estas plagas depende de las condiciones ambientales; las época lluviosa favorece la oviposición, eclosión, desarrollo y desplazamiento, tanto de larvas como de adultos (Pardo 1991).
La especies de Macrodactylus, comúnmente observadas en el follaje de diversas plantas, se distribuyen en los pisos térmicos cálido y medio; se les ha colectado en Boyacá, Nariño, Cauca, Antioquía, Valle del Cauca, Caldas y Tolima. Los adultos de este género se alimentan de follaje de curuba, manzana, ciruela, frijol, maíz, granadilla, frambuesa y fresa, en las cuales afecta las estructuras florales. Serica sp. es común en los suelos cultivados, pero especialmente, en terrenos con abundante materia orgánica (Pardo 1994). Los adultos son localizados abundantemente en las temporadas de emergencia dañando el follaje de aguacate, durazno, ciruela. Las larvas comen raíces de pastos y otras plantas (Pardo 1994).
Se ha informado el daño de Plectris sp. en varios cultivos del oriente Antioqueño , en Anolaima y Silvania (Cundinamarca) y en varios municipios del departamento del Tolima. Nanclares y Ramírez (1992) reportaron el ataque de este género en papa criolla (Solanum phureja) en el municipio de la Unión, Antioquia.
Las enfermedades fungosas en los insectos son comunes y frecuentes y muchas veces logran reducir las poblaciones de insectos por epizootias significativas y virtualmente todos los insectos son susceptibles a estas enfermedades. Muchos hongos entomopatógenos pueden ser utilizados para el control de coleópteros, ya que las enfermedades virales y bacterianas son raras en los escarabajos (Hajek y Leger 1994).
Londoño y Pérez (1994) informaron como agentes causantes de mortalidad de larvas de estas plagas en el oriente Antioqueño a Bacillus popilliae, Metarhizium anisopliae, Beauveria bassiana, B. brogniartii, nematodos y parasitoides. Sánchez y Vásquez (1996) identificaron como agentes benéficos en zona de Cajamarca a los hongos M. anisopliae, B. bassiana y Septobasidium sp.; a los nematodos del género Hexamermis sp. y parasitoides de la familia Tiphiidae.
Por ello, se realizan esfuerzos para buscar alternativas de control microbiano mediante el uso de entomopatógenos. Este control es permanente, seguro y económico, no tiene efectos colaterales como toxicidad o contaminación ambiental y no representa peligro en su uso.
Metchnikoff en estudios sobre el hongo M. anisopliae observó que las larvas eran infectadas cuando estaban en el suelo, junto con larvas enfermas o en contacto con esporas del hongo y reconoció la importancia de su producción artificial para el control de insectos (Rosas 1994).
Krassilstschik en 1988, citado por Rosas (1994), reprodujo masivamente las esporas de la muscardina verde y aplicó el hongo en el campo para el control del picudo de la remolacha logrando mortalidades entre el 55% y 80% de la larva en el campo.


Metarhizium ha sido utilizado para el control de insectos plaga en cultivos comerciales. El éxito de la aplicación de estos plaguicidas biológicos ha conducido a la investigación sobre aspectos biológicos, ecológicos y patológicos (López y Rivera 1994).
M. anisopliae posee características especiales tales como variedad de hospedantes, fácil producción masiva sobre sustratos simples, viabilidad de las conidias en el suelo por largos períodos de tiempo. Estas propiedades lo convierte en una alternativa de control que puede ser usado eficientemente en el control de insectos plagas (Avila y Umaña 1988).
Guagliumi y Aquino (1977) lograron la reproducción comercial del hongo, sembrándolo en botellas de Roux y en bolsas de polietileno esterilizables e incubadas entre 22ºC y 36°C de temperatura. Este sistema de multiplicación resultó bastante práctico, económico y produjo altos rendimientos (Jiménez y Rodríguez 1994).
Por tanto, resulta necesario identificar agentes biológicos causantes de mortalidad en insectos del suelo, así como determinar los métodos económicos de multiplicación en laboratorio y evaluar su eficiencia. El objetivo de este trabajo fue establecer la virulencia y patogenicidad de la cepa nativa de M. anisopliae sobre los géneros Plectris, Serica y Macrodactylus determinando la concentración letal media (CL50) y la el tiempo letal medio (TL50) de cada uno de ellos.

El experimento se realizó bajo condiciones de laboratorio, en las instalaciones de entomología de la Universidad de Tolima localizada a 40° 16’ latitud N y 75° 15’ longitud O, en la ciudad de Ibagué, ubicada a 1180 msnm, con una media de temperatura promedio de 22°C, humedad relativa entre 75% y - 80%, precipitación media de 1200 mm. El trabajo tuvo una duración de 18 meses.
Se emplearon larvas de Plectris, Serica, y Macrodactylus, recolectadas en diferentes fincas de la zona productora de arracacha (Cajamarca), las cuales fueron cuarentenadas por 30 días en cajas que contenían suelo estéril. Semanalmente se les suministró los tubérculos de arracacha como alimento y el suelo fue regado cada tres días con agua estéril. La cepa del entomopatógeno evaluada fue aislada de larvas del género Serica afectadas naturalmente en el campo. El aislamiento se realizó en el Centro de Investigación Nataima de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, El Espinal, Tolima, Colombia
Para la multiplicación del hongo se emplearon pequeñas porciones del cultivo puro y esporulado y se introdujeron en botellas de vidrio que contenían 50 g arroz por botella como medio de cultivo esterilizado. La siembra se hizo en la cámara de flujo laminar y bajo condiciones de asepsia.
Las concentraciones utilizadas para la inoculación de las larvas fueron 100, 102, 104, 106, 108 y 1010 conidias/ml, las cuales fueron obtenidas de una suspensión madre siguiendo el método de las diluciones seriales (Moraes y Alves 1986).
El tratamiento de las larvas se realizó por el método de la vía húmeda que consistió en sumergirlas en la suspensión homogeneizada de concentración conocida. Para cada tratamiento se utilizaron 30 larvas, las cuales se colocaron dentro de una bolsa de tul y se sumergieron por 10 segundos en la suspensión. Las larvas del testigo se sumergieron en agua destilada. Las larvas tratadas fueron colocadas en unidades experimentales (10 larvas/unidad experimental), que contenían suelo procedente de la zona de Cajamarca .El suelo fue esterilizado en autoclave a 15 libras por pulgada cuadrado por 30 minutos durante 3 días consecutivos. Las larvas fueron alimentadas semanalmente con arracacha, zanahoria (Daucus carota) y papa criolla. El suelo fue humedecido cada tres días para evitar la deshidratación de las larvas
.
PARA MAYOR INFORMACION